ESTAMOS EN ELLO

Me levanté de la cama a oscuras y me acerqué a la ventana para subir la persiana: manías de no encender la luz. Y cuando lo hago y me doy la vuelta, veo a un hombre vestido con un traje de chaqueta sentado en mi silla.
-Buenos días- me dice.
-Buenos días- le contesto. Una cosa es una cosa y otra cosa, otra.
-Te he preparado el desayuno- y era cierto.- ¿Ves? Un zumo de naranja grande, un café grande con poco azúcar y dos tostadas gigantes con aceite de oliva.
-¿Y cómo has sabido qué desayuno?- le pregunto. Hay que reconocer que el hombre le había puesto esmero.
-Una madre lo sabe todo.
Así que me acabo el desayuno y el hombre me dice que no me preocupe, que él limpiará las migas que han caído al suelo. Y entonces sucedió. Entonces me lo dijo y me quedé dos minutos mirándole fijamente con un ojo más abierto que otro:
-Venga, ladronzuela. Ve a ducharte que yo recogeré tu cuarto.
Y fui a ducharme. Y cuando volví aquel hombrecillo ya no estaba.
Por cierto... Janet es una guarra por enseñar una teta. Gibson un genio por enseñar carne y sangre y torturas y torturas... y torturas. Jo. Dónde va.
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