MENTI MENTIROSA ERES UNA MENTIROOOSA

Sí, lo soy. No puedo evitar volver.
Es que me aburro. Mucho. Estoy hasta las pestañas de repetir una y otra vez la lección. Soy tan asquerosioligofrénica que tengo preparado los bolis, el color de sus tapas, la inclinación de mi cabeza, la uña del meñique y los cordones de las zapatillas para hacer el examen de mañana. Mi primer examen universitario. Ya soy una woman.
Ya se han llevado el gato. 4 días de tortura psicológica, pensando que en cuanto me despistase sentiría la sombra del gatomuerto corriendo por mi pasillo. Un gato sin un ojo da miedo. Encima lo han atropellado 4 veces más mientras aparcaban.
Y si la amenaza del gato negro no era suficiente para joderme los nervios, tiene que demostrarme la vida que los vecinos que me tocan están pirados. Juro por las sandalias de San Pedro que escuché dos tiros. DOS TIROS, dos disparos, sí. DOS. Hicieron "PUM PUM". Casi pude oler la pólvora.
Cuando estás en tu habitación y a las 10 de la noche (que parecen las 5 de la madrugada) escuchas dos tiros, y encima eres yo, los engranajes de tu sucia mente se mueven a velocidades insospechadas: han matado a una mujer.
No es un escopetín de feria, es una uzi. Segurísimo. Vamos, a mí me lo van a decir. Nadie puede tener un arma en este país a menos que... A menos que seas uno de esos militares que participaron en la de Vietnam, de esos que han quedado trastornados. De esos de las pelis, hombre. Pues eso.
A mí no me va a matar porque no soy su mujer ni su hija, le doy igual. Seguro que ha sido un crímen pasional. ¡Anda ya! Lo mismo es un niño de estos que se toma el juego de rol como si fuera la vacuna contra el SIDA y se dedica todos los días a disparar a las ventanas que rodean el patio de luces. Una es la de mi habitación. ¿Y si me siento un día tan tranquila, dispuesta a limarme las uñas o hacer lo que me venga en gana, y recibo dos disparos en la cabeza? Seguro que atravesaría el cristal de la ventana, las persianas y las ridículas cortinas (las cortinas ridículas también pueden ser atravesadas).
Me asomo a las 10 de la noche por la ventana de la cocina. Con la luz apagada, para que no puedan vislumbrar ni mi sombra. Me agacho y miro: en frente, allí a lo lejos, en la ventana de la cocina de otro piso, hay alguien metiendo cosas en una bolsa. El cuerpo, claro. No le ha dado tiempo a despedazarlo... Seguro que lleva muerto días y lo ha despedazado a tiros. Quizás no era una uzi, era un bazooka. Ay madre...
Hay que leerse las páginas de sucesos del periódico de mañana.
No apareció nada. Claro, como todos los vecinos somos unos acojonados ninguno de nosotros llamó a la policía para que viniesen a esclarecer el caso. Así va España.
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