QUE NO TE VIOLE UN PEZ

Pues vaya modo de despedirse. Después de compartir pensamientos tan profundos sobre la ciencia ficción, sobre la razón de Dios, los forros de los cojines o las fotos-imposibles de los marcos de los Todo a 1 Euro, nos despedimos hasta la próxima y me dices: "¡Que no te viole un pez!". Bueno. Pues ni a tí un avestruz.
Y llegué a mi casa, dejé la bolsa de gusanitos a un lado y me metí en el cuarto de báter a lavarme los dientes. Y miré a la taza. Y la taza me miró a mí.
La tapa estaba levantada, así que el agujero parecía una boca gigante y me decía algo. "¿Qué me dices?". Y me dijo: "Úsame". Entonces empecé a pensar si las cosas querían o no ser utilizadas. ¿El Sr. Lápiz estará deseando ser usado, porque para eso ha nacido, o se caga en todo cada vez que lo afilo?
No sé si el báter quiere que lo utilice porque para eso ha sido creado, o si le jode que le cague encima. Todo sería mucho más fácil si supiese para qué he sido creada yo. Así podría comparar y comprar.
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