ANDA, CÁLLATE, CÁLLATE... CÁLLATE.

Paseando con mi bolsa de Doritos Tex Mex metida en el bolso, echándole la mano mientras intento no fijarme en la gente gilipollas que grita borracha a las, pongamos X de la noche, me paro en el Grand Traffic Light y espero pacientemente cinco minutos a que los coches aparcados al otro lado empiecen a moverse.
1
2
3
4
5...
¡Ah! Que la calle está vacía y los coches a-par-ca-dos. Haber avisado antes. Los Doritos se extinguen y empiezo con la de Rufinos. Es un asco: el sabor de los Doritos ha asesinado vilmente al de los Rufinos. Y los Rufinos son para mí el summum de la delicia infantil.
Continúo calle arriba y vislumbro (jo, qué literario) una silueta humana. Y un perro. Y me digo: "Coño... va a ser él". Intenté cambiar de acera, lo juro, pero en la otra había una panda de peculiares individuos chorizando a las tantas de la mañana en los contenedores de basura lo primero (y lo último, y lo de enmedio...) que pillan, y no me apetecía apostar si alguien había, por la más pura de las casualidades, tirado la cubertería de la boda al contenedor. Así que, antes de arriesgarme a morir degollada con un cuchillo de mantequilla, seguí en mi acerita bonita y guapa.
-¡Hombre! ¡Hola! ¿Qué tal? No esperaba encontrarte aquí.
Cállate imbécil.
-Yo tampoco esperaría encontrarme por la calle comiendo gusanitos a las X de la noche.
-¿Vives por aquí?
¿A tí te parece que pondría mi vida en peligro de semejante manera si no viviese por aquí?
-Sí, por allí.
Guardo los gusanitos, no vaya a ser que el perro este me los arranque del bolso y me quede sin mi tentempié nocturno.
-No sabía que tenías un perro.
-Oh, sí. Es una perra, se llama L.*
-Qué bonita-a- Vaya perro más feo- ¿Es de alguna raza y no me doy cuenta?- Más palleiro imposible.
-Es de adryhteuhajtgfd.
-¿Es de QUÉ?
-Es de la raza bonita. Era una broma.
YA, gilipollas. Que no te haya escuchado bien no significa que sea retrasada mental.
La perra se acerca a mí y me alejo instintivamente.
-No muerde, tranquila.
-No, si los perros no me acojonan.
Es que no quiero que me coja los putos gusanitos.
-Te acompaño hasta casa, si queda cerca.
Yendo con este hombre y su perra de los cojones me expongo todavía más a que el grupo de individuos sienta la irremediable tentación de lanzarnos cuchillos desde la otra acera. Pero con suerte lo puedo utilizar de escudo y dejo que la perra le lama las heridas.
-Hala, muchas gracias, nos vemos mañana.
Cierro la puerta.
Y se va con su perra.
*L. puede ser un nombre ficticio. Ha preferido no dar la cara.
El deber nos llama, a mí y a todos los que tengan examenes de junio. Nos veremos a la misma bathora en el mismo batcanal.
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home