Laverne

Cada uno es como es y bastante desgracia tiene...

viernes, mayo 14, 2004

ANDA, CÁLLATE, CÁLLATE... CÁLLATE.



Paseando con mi bolsa de Doritos Tex Mex metida en el bolso, echándole la mano mientras intento no fijarme en la gente gilipollas que grita borracha a las, pongamos X de la noche, me paro en el Grand Traffic Light y espero pacientemente cinco minutos a que los coches aparcados al otro lado empiecen a moverse.

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¡Ah! Que la calle está vacía y los coches a-par-ca-dos. Haber avisado antes. Los Doritos se extinguen y empiezo con la de Rufinos. Es un asco: el sabor de los Doritos ha asesinado vilmente al de los Rufinos. Y los Rufinos son para mí el summum de la delicia infantil.

Continúo calle arriba y vislumbro (jo, qué literario) una silueta humana. Y un perro. Y me digo: "Coño... va a ser él". Intenté cambiar de acera, lo juro, pero en la otra había una panda de peculiares individuos chorizando a las tantas de la mañana en los contenedores de basura lo primero (y lo último, y lo de enmedio...) que pillan, y no me apetecía apostar si alguien había, por la más pura de las casualidades, tirado la cubertería de la boda al contenedor. Así que, antes de arriesgarme a morir degollada con un cuchillo de mantequilla, seguí en mi acerita bonita y guapa.

-¡Hombre! ¡Hola! ¿Qué tal? No esperaba encontrarte aquí.
Cállate imbécil.
-Yo tampoco esperaría encontrarme por la calle comiendo gusanitos a las X de la noche.
-¿Vives por aquí?
¿A tí te parece que pondría mi vida en peligro de semejante manera si no viviese por aquí?
-Sí, por allí.
Guardo los gusanitos, no vaya a ser que el perro este me los arranque del bolso y me quede sin mi tentempié nocturno.
-No sabía que tenías un perro.
-Oh, sí. Es una perra, se llama L.*
-Qué bonita-a- Vaya perro más feo- ¿Es de alguna raza y no me doy cuenta?- Más palleiro imposible.
-Es de adryhteuhajtgfd.
-¿Es de QUÉ?
-Es de la raza bonita. Era una broma.
YA, gilipollas. Que no te haya escuchado bien no significa que sea retrasada mental.
La perra se acerca a mí y me alejo instintivamente.
-No muerde, tranquila.
-No, si los perros no me acojonan.
Es que no quiero que me coja los putos gusanitos.
-Te acompaño hasta casa, si queda cerca.
Yendo con este hombre y su perra de los cojones me expongo todavía más a que el grupo de individuos sienta la irremediable tentación de lanzarnos cuchillos desde la otra acera. Pero con suerte lo puedo utilizar de escudo y dejo que la perra le lama las heridas.
-Hala, muchas gracias, nos vemos mañana.
Cierro la puerta.
Y se va con su perra.

*L. puede ser un nombre ficticio. Ha preferido no dar la cara.

::+::

El deber nos llama, a mí y a todos los que tengan examenes de junio. Nos veremos a la misma bathora en el mismo batcanal.