ME RUELE LA TABESA

De la facultad a casa me encontré con un charco de agua. Agua sucia. Y pensé que la mierda se diluye y la conciencia de las personas no.

Después miré hacia unos edificios y las ventanas no tenían cortinas. Me encanta ver cómo son las casas por dentro y lo que hace la gente. Me recuerda que los demás también tienen vida y hacen cosas estúpidas.

Las ventanas de mi habitación no tienen cortinas así que todo el mundo me puede ver. Y yo no bajo las persianas, porque sino no veo una mierda. Así que sorprendí a una tía mirando cómo me cambiaba de ropa desde la ventana de enfrente (un enfrente distante). Y a mí me encanta dar el espectáculo.

Desde entonces nos hemos hecho amigas de ventanas. Se tira horas en su cuarto estudiando o haciendo qué sé yo. Y yo me tiro horas en el mío estudiando o haciendo qué sabe ella. Y de vez en cuando giramos la cabeza y nos vemos. Y nos acercamos a la ventana como quien no quiere la cosa para poder vernos más de cerca.

Hace unos días apareció otra chica en una ventana de otro piso. Esa también se quiere apuntar al carro de amigas-de-ventanas, pero como ambas están en la misma pared no se ven. Las separa un trozo de edificio que sobresale. Y yo no quiero hacerme amiga de la nueva. No puede entrar en nuestro club, lo siento.

Se mira demasiado al espejo.