Laverne

Cada uno es como es y bastante desgracia tiene...

viernes, junio 11, 2004

¿COUCHI COUCHI?

He tenido que acallar a las masas de fans que se agolpaban a la puerta de mi casa pidiendo otro post. (En realidad era una señora gorda que preguntaba por su hijo, ese-que-estudia-hostelería-y-por-eso-todos-tenemos-el-deber-de-conocerlo).

Estoy dedicando las pocas neuronas que me quedan (tirar de la cisterna también es un ejercicio hermenéutico) a estudiar un poco para hacer de mi persona una individua que valga para algo más que para limpiar zapatos en barrios ricos de Chicago.

Y mientras los días se suceden, con toda la lógica del mundo, unos detrás de otros, hago cosas tan gilipollas como salir a la ventana y mirar a la derecha. Y es entonces cuando una se da cuenta de que a su derecha hay una ventana que desconocía, una ventana peculiar, una ventana abierta hacia una séptima dimensión que esconde secretos oscuros y cositas malas. Una ventana de la que emana humo con olor a canuto del bueno.

Y me digo: "Laverne, tú necesitas saber quién vive en el edificio de al lado". Así que me cojo un espejo de mano y estiro el brazo todo lo que puedo para ver reflejado lo que hay en la habitación contigua a la mía. Lo del espejo no funciona: te estás haciendo de rogar, ¿eh?.

He pensado en algún método para dejar un papelito en el alféizar de su ventana. Y que no vuele, claro. Voy a utilizar unas pinzas largas de cocina para apoyarlo cuando no haya viento, y después le pongo una piedra encima. Y le pediré que se asome a la ventana. Y si me gusta, me lo quedo. Y sino, lo desahucio.