DE MALA OSTIA

Viva. Otro Oscar que nos (?¿ ¿nos?) llevamos inmerecidamente. Qué sabio eres.

Total, que ayer me entero de que aquello fue un hospital. Muy extraño. No me resulta extraño que aquello fuera un hospital, sino que hubiese gente dispuesta a dormir en una habitación dónde antes había gente enferma. Vamos, gente enferma y moribunda. Si es tumbarte y empezar a escuchar gritos y ruedas chirriantes, y correas e inyecciones clavándose en carne putrefacta.

Qué sé yo, cosas de hospitales.

Entonces es cuando me dice que aquello fue un materno. ¡Ah, qué alivio! Al principio no me pareció viable que los recién nacidos puedan desplazarse o caminar (o lo que hagan los fantasmas de niños recién nacidos de hace mucho tiempo), y te atrapen con sus manos el cuello intentando asfixiarte. Las cosas como son: cuando uno es tan pequeño, pues no.
Dice que pronto empezaré a escuchar el sonido de un tiovivo (le pregunto que qué coño tendrá que ver un tiovivo con un recién nacido y dice que es lo típico que siempre suena porque está claramente relacionado con la infancia, y eso es cierto, pero ningún niño lleva un tiovivo debajo del brazo para poder hacerlo sonar cuando vaya a atacar a alguien) y el ejército de bebés con las cuencas de los ojos vacías vendrán a acabar conmigo. Pues ya casi empiezo a oír el maldito tiovivo.

Y luego cuelgo el teléfono y me sigo a lo mío.